Ya sea en forma de coro, ya sea en forma de orquesta de cámara o
de percusión, este programa siempre tiene la puerta abierta a la música. A la
música que hace vibrar al profesorado, a la música que hace cantar al alumnado,
o a la música que hace bailar a todo un centro educativo.
La música en directo siempre emociona, pero mucho más si somos parte de ese
sonido que se expande hacia todos lados y nos permite sentir las vibraciones de
unas cuerdas, o el aire al salir por orificios, ó sentir los parches
del tambor al golpearlo.
Cada
instrumento tiene su especial sonido, con el que nos sentimos más o menos
identificados, pero para aquellas personas que no han estudiado música
previamente, los instrumentos de percusión tienen una atracción particular por
considerarlos más fáciles de tocar aun si tener muchas nociones.
Esta
consideración lleva a los docentes a acercar a los niños y niñas esa
posibilidad de formar un conjunto en donde todas participen produciendo un
ritmo reconocible dominando los silencios y el golpeo. La experiencia es sin
duda espectacular y muy gratificante.
El
tambor es un instrumento musical, usado popularmente y que permanece desde la
antigüedad hasta nuestros días, significando las marchas militares o
religiosas, engrandeciendo las tamborradas de algunos pueblos ó marcando
el paso de algunas manifestaciones. Ahora también los podemos escuchar en
centros educativos dando al alumnado la posibilidad de hacer sonar una variedad
grande de instrumentos de percusión que en la mayoría de las ocasiones no son
permitidos, por su alta sonoridad. Sin embargo cuando viven estos
momentos, la música les llega directa al corazón.
Invitado: Juan Manuel Hermosilla Avellaneda, profesor de música, percusionista.
“La percusión como estudio es muy
joven, no es comparable con el piano que puede tener unos 300 años. La percusión
desde el punto de vista académico tiene que tener unos 40 años en España. Música
y percusión siempre ha habido, pero está la rama académica de conservatorio y
la rama de la calle. Hay un mundo en el que sí tienes que estudiar ciertas
cosas, es el mundo de la Escuela de Música, pero luego está el de la calle. Lo
que hay que hacer es fusionar eso porque son dos líneas muy separadas y coger lo mejor de ambos mundos.
Por ejemplo Ahora cada vez más están
surgiendo los estudios de batería porque antes no existía un grado elemental, o
un grado medio o superior de batería de jazz; ya están empezando a surgir, pero
todavía está un poco verde el que una persona quiera estudiar percusiones del
mundo, quiera ser profesor de africano, de brasileño y haya un título oficial
de eso. Hay muchas personas que sienten la música, aman la percusión se forman
como pueden y son profesores. Eso es maravilloso, lo que pasa es que hay que
regular porque hay gente que es muy buena pero también hay otras que no lo son.
Pienso que hay que regularlo para conseguir los máximos beneficio para todos,
porque si alguien trabaja de algo, que se respete su profesión y su trabajo
porque son horas y ese esfuerzo es
dinero en inversión y ya sea un académico como un músico de calle, hay que
respetarlo”
“La
percusión dentro de todos los instrumentos musicales es el más kinestésico, el
más corporal, y los niños en estas
edades son terremotos. Son niños que necesitan sentir lo que hacen y tocar lo
que hacen, por eso la percusión es un instrumento buenísimo para ellos” (J. M.
Hermosilla)
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