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¿Estudiar Historia, educa?







No es frecuente que el profesorado se plantee que es lo que realmente enseña su asignatura, que formación adquiere el alumnado cuando aprende cifras o datos de una materia.
Probablemente más de un profesor o más de un alumno, piense que la asignatura de Historia es una materia aburrida, sin sentido, que  solo pretende el recuerdo más o menos preciso de los acontecimientos sucedidos en el pasado.
Para otros, en cambio, la enseñanza de la Historia puede significar un análisis de todos los momentos históricos que ha traído la sociedad hasta nuestros días, creando modelos de convivencia diferentes, dependiendo de las situaciones y condiciones finales de los conflictos entre pueblos y ciudadanía.
La Historia enseñada tiene esos mismos planteamientos de entrada, pero cuando entra en el aula no se concreta de esa forma. La potencialidad de esta materia de transformar el pensamiento del alumno no se hace realidad en la escuela. Porque la historia que se enseña en la escuela se selecciona y se valora en dos grupos: como hechos buenos y otros que no lo son tanto. 

¿Es la Historia enseñada útil para la educación del ciudadano? ¿Es posible convertir el recuerdo de cifras, datos, fechas y mapas en una formación que le de a la persona una capacidad crítica de los hechos?
Estas preguntas  es lo que la Asociación Redes ha querido plantear a un grupo de profesores en la semana dedicada a la Fiesta de la Historia.
José Luis García Trujillo, profesor de Historia del Instituto de Secundaria Julio Verne de Sevilla.
Javier Merchán Iglesias, catedrático de Historia del Instituto Murillo de Sevilla y profesor de la Facultad de Ciencias de la Educación.
Juan Antonio Ruiz Domínguez profesor de Historia y Director del Instituto Miguel de Mañara de San José de la Rinconada.
Manuel J. Fernández Naranjo, profesor de Historia y director del Instituto Virgen del Castillo de Lebrija.
 Jose Luis G: “Hay que esperar a 1990, con la LOGSE , a que aparezcan los proyectos curriculares de las Ciencias Sociales con elementos que configuran los objetivos, contenidos, evaluación y metodología y que van a tener una relación con contenidos actitudinales y de valores que aparecen en el área de Ciencias Sociales. Es la primera vez entonces en la enseñanza de la Historia en la que aparecen en sus programaciones el concepto de Ciudadanía y de Ciudadanía democrática. Porque se van a desarrollar en aquella área de Ciencias Sociales un apartado con una serie de principios básicos de formación ciudadana, de ciudadano demócrata. Esto ocurre en un momento en el que está desapareciendo el concepto de asignatura y aparece el concepto de área  que es algo mucho más transversal y dentro de esa área ya los contenidos que se van introduciendo no solo son contenidos de Geografía, de Historia sino que aparecen contenidos de otras Ciencias Sociales que nunca se habían tratado como es la Antropología, la Sociología”.
Javier M.- “La Historia es una materia privilegiada para formar determinados tipos de identidades y ciudadanía. la educación del ciudadano, de hecho en algunos países no existe ninguna materia que se llame Educación para la Ciudadanía sino que está incorporada a los estudios sociales en general y al estudio de la Historia en particular. En el ADN de esta asignatura está su capacidad de formar. En su origen, la Historia como disciplina nace  para la educación de príncipes y nobles. Educar a personas que se iban a dedicar a los grandes asuntos de gobierno. Según muchos autores la Historia tiene la función de formar a gobernantes y para ser una persona recta y ser un buen ciudadano. ¿Qué pasa cuando la Historia entra en el aula?  Todos esos planes no se cumplen si no, no se explicaría la caída de la dictadura en España o de la Unión Soviética con ciudadanos formados en ese régimen. La potencialidad que tiene la enseñanza de la Historia para adoctrinar  o formar ciudadanos, de un tipo o de otro, es limitada”.
Juan Antonio R. – “¿Qué es ser ciudadano? Ciudadano es un ser autónomo que se siente parte de una estructura social y política. Que tiene una serie de derechos y responsabilidades para construir la sociedad. Ya no somos los súbditos de la Edad Moderna, sino somos los ciudadanos del mundo contemporáneo. Una pregunta interesante sería: ¿Qué tipo de ciudadanos esta formando nuestro sistema educativo? ¿Estamos, como dijera Ivan Illich, utilizando a la escuela como lugar donde se crea una sociedad en la que se transmiten los intereses de las clases hegemónicas? ¿O tal vez lo que se está creando es una masa de ciudadanos dóciles que sirvan de fuerza de trabajo que ciegamente siga a los dictados de los medios de comunicación, de las multinacionales, de los políticos y que no cuestionan nada, siendo fácilmente manipulables?
            Si la Historia enseñada no forma ciudadanos, no cabe duda que vamos hacia el caos. El momento actual en Europa recuerda mucho al los años 20 y 30 del siglo pasado con el auge de movimientos totalitarios, y la generación de  los estudiantes, de los años 80 y 90 no es consciente del peligro que encierran los totalitarismos, porque careciendo de medios para tomar sus propias decisiones acabaran delegando en otros la toma de esta decisión, a no ser que entre todos formemos ciudadanos críticos".
Manuel F. – "Lo que tenemos que fomentar es el aprendizaje del alumno y no preocuparnos tanto del curriculum. Porque el curriculum es la vida. Y viendo cosas de la actualidad también estamos dando el curriculum, y seguro que podemos  con los contenidos, con las competencias  etc. La historia que no sirva solo para aprobar sino que sea una historia sentida y vivida. Una propuesta para los alumnos de bachillerato es la de ponerse en el pellejo de los protagonistas de la Historia. Buscan información, elaboran el guión y lo preparan para representarlo. Eso ayuda a trabajar la ciudadanía y a ser ciudadanos más críticos".

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