Nuestro
programa recoge un gran abanico de temáticas, difíciles de repetir por la valía
de los invitados o por la oportunidad y actualidad del tema. Hoy tenemos uno de
esos temas que siendo concebidos como proyecto se salen de lo que normalmente
entendemos como proyecto.
Entendemos
cualquiera de los proyectos educativos diseñados en los centros como la
plasmación de las ideas básicas de los objetivos, de los contenidos, de la
metodología o la evaluación. Y a veces sucede que esto es lo mejor que hacemos
porque cada apartado se llena de líneas con los puntos a cumplir. Tener hecho
un proyecto con todas las ideas, conceptos y materiales por escrito, sin duda,
facilita mucho la consecución de los objetivos finales.
Otro
caso sería plantearse no tener que conseguir nada, hacer planes para que los
fines se produzcan, plantear situaciones que provoquen interacciones, valorar
las acciones y las emociones.
Un
proyecto de este tipo necesita un centro que acepte este sistema y no necesite
de las clásicas calificaciones para el alumnado y las familias. Un proyecto así necesita un alumnado cuya
formación esté en conexión con las interrelaciones, con la escucha y la
aceptación de los demás como una exigencia.
Este
es el proyecto que en el IES Jacarandá lleva a cabo el módulo Socio- Sanitario
en unión con el alumnado de Necesidades Especiales del centro y que esta tarde
vamos a conocer. Esta tarde hablaremos de la Calidad Profesional
Invitada: Carmen de la
Chica, profesora de FP Socio sanitaria en el IES Jacaranda.
“El módulo Conecta es un módulo vacío de contenido en el segundo curso del
ciclo formativo de grado medio de Atención a personas en situación de
dependencia. Tiene una duración de 3 horas semanales de septiembre hasta abril.
Está vacío de contenido con la intención de dotarlo de contenido fruto de las
necesidades que el equipo educativo detecte en el alumnado de primero y que el
currículo no pueda cubrir. El curso pasado estábamos en plena pandemia y nuestro
alumnado de primero no pudo tener ningún contacto ni con usuarios/as ni con
recursos propios del sector al que acceden laboralmente tras su formación, de
manera que el departamento, mis compañeras Lorena León, Natalia Rodríguez, José
Enrique Quintero, Vanesa Coto y yo, decidimos crear un módulo donde la
interacción desde la conexión real fuera lo que les aportara esta sabiduría.
Como nuestro sector, a principio de curso seguía con sus "puertas
cerradas" al acceso de persona externas, decidí partir desde lo local,
desde lo más cercano, desde lo nuestro y ahí me encontré con una comunidad de
personas que es "oro molío".
Me puse en contacto con
Miguel Hernández Bello, maestro de Pedagogía Terapéutica en el Instituto y le
conté mi idea de trabajar en equipo desde septiembre hasta abril, creando
encuentros semanales de 2 horas, donde su alumnado del aula específica y mi alumnado de segundo compartieran espacio
y tiempo para dejarles estar, sin más pretensión que esa. Nada de programar
actividades, nada de expectativas, sin exigirnos...sólo estar para dejar que la
interacción y la conexión surgieran, si es que tenían que surgir. Esto parece
fácil y lo es, porque, aunque hemos invertido mucho tiempo y recursos mentales
en coordinarnos entre los dos y con el resto del profesorado del Instituto. Nos
hemos dejado llevar y nos hemos puesto a disposición del respeto por las
personas, de la escucha propia, entre nosotros, del alumnado y del resto del
equipo implicado, de la humildad para aprender de todas y cada una de las
personas implicadas y de la propia experiencia, la profesionalidad que los años
de trabajo nos han aportado y la confianza en nosotros mismos.
Aprender a fluir se
aprende fluyendo y eso hemos hecho”. (C. de la Chica)
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