Este es nuestro nuevo libro: "Abriendo Puertas"

Este es uno de nuestros programas

¿A qué hora acaban los colegios?

Muchos de los oyentes de mas de 50 años probablemente no recuerdan haber hecho deberes en casa. Todo lo más quedarse en las clases de permanencia para terminar trabajos o para que el profesor ayudara a terminarlos. También es casi seguro que todos ellos piensan que aprendieron bien lo que les enseñaron. Cuando llegaban a casa, merendaban y jugaban en las calles o en las plazas con los amigos. Eran otros tiempos. Realmente el contenido de lo que se aprendía cabía en un solo libro.
            En la década de los 70 las materias se diferenciaron y cada una tenía su libro específico. Los niños y niñas empezaron a llevar mochilas cargadas de libros. Pero en cada lección de cada uno de los libros venían ejercicios  para hacer, y se hizo necesaria una libreta o block para cada uno de ellos. La tarea se duplicó. 
La lección se daba en clase y los ejercicios para la casa.  Así,  poco a poco se fue ampliando el tiempo de estudio y de trabajo fuera del espacio escolar, fuera de la tutoría necesaria para comprobar su correcta ejecución, dejando toda la responsabilidad sobre el propio alumno/a en esas tareas.
Actualmente, con bastante frecuencia  el alumnado se encuentra que para el día siguiente tiene los deberes propuestos por el profesor de una asignatura, con un examen de otra materia y un trabajo especial para otra, conclusión 4 o 5 horas mas de trabajo en casa. 
Existe la creencia de que los deberes amplían el conocimiento sobre esas materias, pero el aprendizaje que  se derivaría de estas tareas fuera del ámbito escolar, no está demostrado que suceda, justamente lo contrario, pues países que no lo practican con esa intensidad, nos superan en cuanto al nivel educativo.
Según un informe de la OCDE:  "En España se utilizan una media de 6,5 horas semanales a los deberes, mientras que en Finlandia no llegan a 3h semanales. Es uno de los países con más horas de clases particulares que el resto de los países de  la OCDE, pero según Pisa no son los que mejores resultados obtienen.
Según la OCDE a partir de 4 horas semanales el rendimiento escolar no se nota y aunque estén más horas no llevan a mejores resultados.
Hoy en día se escucha, cada vez más, la protesta de las familias que han recogido firmas para pedir al gobierno que se controlen los deberes del alumnado en  el tiempo de la familia.
Hablamos especialmente de Primaria y Secundaria aunque en algunos centros de Educación Infantil también se produce.
Los invitados de esta tarde han sido:
Antonia del Castillo. Es profesora de Biología  del IES Cervantes de Sevilla y Máster en Pedagogía Sistémica.    
 Manuel Jesús Fernández Naranjo. Profesor del IES Virgen del Castillo de Lebrija
Mª del Mar Castro García, madre de alumnos del CEIP Miguel Hernández de Brenes
José Avilés Vega. Padre  de dos hijos alumnos del CEIP Miguel Hernández de Brenes

M.J.F. - Si, se mandan bastantes actividades. Teniendo en cuenta que el alumno está seis horas de clase al día,   y puede que de las seis asignaturas tengan deberes. Alumnado que ya está en una edad que muchas veces están en una academia, por ejemplo en Lebrija están muchos en bandas de música, en equipos de fútbol y haciendo deportes   y llegamos al problema que tenemos en la sociedad en que vivimos, que los chavales están cargados de actividades, unas veces porque quieren y otras porque parece que les va a venir bien aunque ellos no lo soporten y entre las tareas y los deberes del instituto y del colegio y las actividades extraescolares  que se utilizan con toda la buena intención para mejorar la formación yo creo que pueden llegar a estar agobiados. 
A.C. - En primero y segundo de ESO no suelo mandar ninguna actividad, ninguna  tarea que sea derivada de la actividad de la clase. Entiendo que en la clase se genera un campo de aprendizaje y es ahí donde hay que resolverlo. Fuera de la clase es otro contexto y, estoy de acuerdo con Manuel, que en todo caso se haga con otro tipo de actividad que no sea la tarea académica repetitiva de hacer unos ejercicios, que no sea copiar un texto, sino algo más creativo que incluso puede salir de ellos, o del propio aprendizaje, por ejemplo ofrecerles que busquen determinada información y desde ahí se pueden sentir más motivados.
En Primaria entiendo que no lo necesitan, estamos sobrecargados de contenido que realmente no les sirve tanto contenido. Los niños tienen necesidad de jugar. Se están perdiendo esa etapa de la vida que ya no vuelve más. El juego, la creatividad  y el disfrutar de dar un paseo con papá y mamá y no  ponerse a hacer actividades o ponerse a repetir una frase.
J. A. - Tenemos la misma opinión acerca de esas tareas que se encomiendan a casa que son repetitivas en su mayoría, porque es en el contexto del aula donde está el ambiente idóneo para que el niño absorba la información, la asimile y en definitiva que aprenda.  En casa, se puede dar la situación de que los padres  no tengan formación  suficiente ni siquiera la capacidad o el tiempo para poder ayudar a los niños a hacer esas tareas. Es posible que esas tareas se estén haciendo erróneamente y se le este dando la visión al niño de que la está haciendo correctamente. Es posible también que al día siguiente esas tareas no se corrijan y por lo tanto lo que está absorbiendo ese niño es que esa tarea está bien. Se pierde de un tiempo valioso que lo pueden dedicar a la creatividad, jugando. No soy partidario de esos deberes que llegan a casa. Soy partidario de que haya un recordatorio de la tarea que se ha podido hacer, pero no todos los días, ni siquiera todas las semanas.
M.C. - Yo pienso que es mas productivo que aprendan en la clase y que hagan los ejercicios en clase, porque siempre está el profesor que es el que sabe cómo explicarlo e igual yo en alguna materia se lo puedo explicar de diferente forma y lo que hago es crearle un "cacao" mental al niño. A mi hijo le pregunté "¿En clase que haceis?" (....) "Es que el maestro nos explica un tema y luego hacemos entre todos los ejercicios y luego manda dos o tres para casa". Así se enteran porque lo hacen en conjunto. Ahí están motivados, porque tienen una motivación. No es solo, "escucho cinco horas delante de una persona que te está contando "no sé qué", porque yo ya me ido al limbo y no me entero". Quizás esa forma de enseñar a los niños  es más amena que no  estar cinco horas explicando un tema y luego te mando 20 ejercicios. 
Estos cuatro invitados nos han ayudado a ver la situación desde sus realidades respectivas y hemos podido comprobar que es posible llegar a un entendimiento. Así lo deseamos para toda la comunidad educativa de nuestros centros.


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