Desde
hace muchos años se ha venido discutiendo sobre la necesidad de incorporar en
el curriculum de los escolares la asignatura de Educación para la Ciudadanía
como un instrumento que les permita conocer y ejercer sus posibilidades como
ciudadanos.
Es por esto que los gobiernos de
turno han visto en esta asignatura una posibilidad para influir ideológicamente
a los estudiantes, desde un lado u otro y por ello sus contenidos se han visto
modificados con bastante frecuencia.
Muchos
de nuestros oyentes quizás tengan un recuerdo de cómo se ha ido tratando los
contenidos relativos a esta materia en el tiempo. Algunos recordaran la Educación
Cívica o la Ética que se daba en el bachillerato, como una asignatura más, en
la que memorizar los contenidos.
Con la Logse extendió los contenidos
de forma transversal como en muchos países europeos, en los que hacía falta que
estuvieran presenten los valores cívicos y democráticos desde la escuela no solo por la
presencia amplia de una población de migrantes, de religiones muy diversas y un gran
desnivel socioeconómico y cultural, sino tambien por el hecho de compartir leyes.
Pero
la transversalidad no dio los frutos deseados, especialmente en Secundaria por
tener un profesorado muy parcializado en especialidades. Una nueva ley de Educación, la LOE, la
transformó en una asignatura en donde se contemplaban la participación
democrática, los derechos humanos, el respeto por la diversidad religiosa y la
orientación sexual.
Esta asignatura no contó con el
consenso del profesorado y familias, por lo cual fue retirada con la entrada del
siguiente gobierno y la aprobación de una nueva ley de Educación: la Lode que
propuso que la Educación para la Ciudadanía fuera una asignatura con nuevos
contenidos más acordes con la orientación ideológica del partido en el gobierno.
Este cambio tampoco obtuvo el consenso necesario y la asignatura, aunque aprobada, no
consiguió la aceptación de toda la comunidad escolar.
Sin
embargo, en un mundo tan interconectado, con un entorno diverso y frágil,
tenemos que formar a nuestros escolares de forma que aprendan a respetar y a
valorar la diversidad de criterios, de religiones, la diversa orientación sexual que
hoy descubrimos a nuestro alrededor y a utilizar los mecanismos para favorecer
la participación democrática a todos los niveles. Claro, que para ello lo importante no es tener
una asignatura más para aprobar, llámese como se llame, sino contar con un profesorado
que se haya formado ya en estos valores, bien en la escuela donde aprendió o
durante su carrera profesional.
Más
allá de las páginas de un libro, el profesorado lo transmite y si lo practica en
el aula.
Nuestra invitada Elisa Navarro es licenciada en Pedagogía y Antropología y es profesora de la
Facultad de Educación de Sevilla.
E.N.
–“Para tener ciudadanos formados participativamente y democráticamente en el
primer sitio en el que se tienen que formar es en las escuelas, y es donde
tenemos que empezar a educarlos. El eje fundamental de formación en las escuelas
son los maestros, y las maestras que tenemos en las aulas de educación infantil
y primaria, secundaria e incluso en la universidad. Y planteamos la necesidad
de que para poder formar alumnos y alumnas que formen a ciudadanos participativos
pues necesitamos primero formar a los maestros.
En
el año 2005, la UE sacó un informe donde hizo un estudio muy detallado sobre cómo
se trabajaba en los distintos países de la UE la Educación para la Ciudadanía,
bien como asignatura separada de las otras, o bien trabajarla dentro de las
propias asignaturas que ya hay, por ejemplo todas aquellas que están vinculadas
con las Ciencias Sociales, la Historia, la Geografía, la Antropología… En ese
estudio se detectó la necesidad de que todos los países de la UE tuvieran la
asignatura en el currículum o no, tenían que fomentar dentro de su sistema
educativo este tipo de práctica educativa. Más que una asignatura, es el hecho
de entender la educación para la formación participativa y democrática de
alumnado. El hecho de que estamos educando los niños y las niñas ya son
ciudadanos hoy y tenemos que enseñarlos a participar de las sociedades de las
que forman parte y esto es una necesidad imperiosa de todas las sociedades que
tenemos que abordar dentro de la universidad como el marco de la formación de
maestros y en la formación permanente que se lleva a cabo en cualquier sistema
educativo”.
"Este tipo de educación es imprescindible"
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