¿Recuerdan nuestros oyentes cuando aprendieron a
escribir? Cuando pensamos en el uso de la escritura, sin darnos cuenta es
posible que englobemos en una palabra diferentes aspectos que en principio
están unidos, pero serían diferentes conceptos.
Si
estamos hablando de la escritura en un nivel de infantil, probablemente se nos
venga a la memoria los primeros trazos irregulares de los niños y niñas. Estos
trazos que pueden surgir dentro de la escuela, es también fácil que los hayan
practicado en la familia, hablamos de trazos dirigidos con la mano con la
intención de expresar un concepto o mensaje.
Y
poco a poco con la ayuda de diversas metodologías van consiguiendo el dominio
de los trazos, haciéndolos más proporcionados al espacio en el que tienen que
escribir.
Algunos
oyentes podrán recordar los ejercicios de escritura en los cuadernos, en los
que se repetía renglón a renglón unas palabras, o los cuadernillos en los que
se ejercitaba la psicomotricidad fina de muñeca y dedos para escribir según
unos modelos. Después de estos años iniciales, la escritura como ejercicio
parece desaparecer, y el alumnado va ajustando su letra según las necesidades
que tenga, para exámenes o para exposiciones.
Sin
embargo, la escritura nos sigue acompañando en otros formatos, y aprendemos a utilizarla de forma abreviarla
para consumir menos espacio y tiempo. La escritura se sigue practicando, más
que antes, debido a la utilización de soportes digitales y la necesidad de
comunicarnos.
Hoy hablamos de la escritura de ayer, hoy y mañana
con Manuel Martín Correa.
Maestro,
antropólogo, poeta, filósofo de la Educación y autor del libro “Con trozos de
tiza” cuyo título ya nos traslada a ese
lugar del cual todos guardamos el recuerdo de nuestras experiencias escolares.
Es un libro que lo abras por donde lo abras, produce la sensación de haber dado
un salto mágico y de pronto estas en la escuela de tus recuerdos.
“Tradicionalmente
el aprendizaje de la escritura siempre se refiere a dos cuestiones paralelas,
una sería la escritura a mano, los trazos que el alumnado tiene que escribir,
es el concepto de preescritura que siempre se ha trabajado y por otro lado
tiene la propia expresión escrita. Hay trabajos de compañeras de Infantil en
los que el alumnado escribe solo garabatos, pero cree que está escribiendo.
Esas dos líneas de investigación en la didáctica es por un lado como trabajar
los trazos para que el niño aprenda a escribir que es una cuestión de la
didáctica tradicional y por el otro el deseo de expresarse por sí mismo: “aquí en lo que yo he escrito dice …”
En
Primaria, cuando el maestro disponía de tiempo libre se podían hacer redacciones, escribir cartas, escribir textos libres; después vino la moda
de las fichas en la que la escritura tenía un papel muy diferente, el papel
instrumental de completar una frase con una palabra, etc.
Tengo
la impresión de que lo que va a ocurrir es que el propio cambio de contexto
histórico va a provocar situaciones dentro de la propia didáctica de la escritura.
La primera etapa del aprendizaje lectoescritor no va a ser escribir a mano, va
a ser, desde muy pequeñito, escribir en un teclado. Es un mundo que nos espera
y que creo que está ya aquí”. (M. Martín)