Este es nuestro nuevo libro: "Abriendo Puertas"

Este es uno de nuestros programas

Jardines Azules


 

Buena parte de nuestra audiencia recordará los años escolares en los que podía haber momentos de todo tipo, a veces buenos, ó a veces no tanto; pero, si recordamos el momento de los recreos, nos suele aparecer  una sonrisa en los labios y parece que estamos viendo a aquellas amigas con las que jugábamos o aquel amigo con el que nos sentábamos a tomar un pequeño bocadillo.

Los recreos de hoy no han cambiado mucho, pero sí hay algo que está cambiando y es  el deseo de transformar  el paisaje que se encuentra el alumnado cuando sale corriendo hacia el patio de recreo.

Hoy nos encontramos con centros escolares que desean que el patio de recreo sea también un espacio educativo, donde jugar, descansar, leer, plantar, observar, un espacio donde se esté en contacto con la naturaleza y se aprenda a respetarla porque el patio de recreo de los centros escolares es uno de los espacios del centro con más posibilidades educativas si lo diseñamos con esos objetivos.

Ver crecer tomates o lechugas en un pequeño huerto facilitará al alumnado conocer el proceso de crecimiento de las plantas,  a reconocer los olores de sus hojas,  a distinguir los diferentes tonos de verdes y a tocar la piel suave o áspera de las diferentes hortalizas, saborear los productos,  recoger las semillas, ver llegar a insectos a las flores y las plantas y también algo tan importante como reconocer el valor del agua para que todo ello sea posible. Y todo ello sólo en un pequeño espacio.

Pero el patio nos permitirá disfrutar de muchas otras cosas.

Esta tarde, abrimos nuestra puerta para salir al patio de recreo.

Hemos estado hablando con:

-          Tamara Velasco García, formadora de Jardinería Ecológica

-          Virginia Navarro, arquitecta perteneciente al grupo Cuarto creciente, arquitectura para la infancia.

V. Navarro: “Hay un conflicto muy inmediato que percibimos cuando hablamos con los colegios y los profesores; uno es la seguridad extrema del niño, que no puede haber ningún desnivel, ni ningún bordillo ni huecos, para que no se tropiecen en un suelo de tierra que naturalmente tiende a horadarse y que tenga agujeros y el segundo es la higiene. La seguridad y la higiene en el suelo pavimentado es una demanda que se produce principalmente por las familias.

Curiosamente ahora en movimientos de urbanismo y en estudios recientes que estamos viendo  se está hablando de la necesidad de volver a la permeabilidad del suelo, para que el agua drene por lo malo que es que los suelos sean impermeables y también las altas temperaturas que alcanzan en verano. Estamos hablando de que  a la una de la tarde que la temperatura es de 30º, el suelo está ya a 60º; a los niños que levantan 1’20m están un par de grados  más que los adultos con el calor que está manando.

También hay una falta de conocimiento. No se han visto las ventajas o desventajas que tiene este tipo de suelo, también hay una preocupación por los insectos, si el niño coge garrapatas o hay caca de gatos, y yo creo que un análisis detallado de los problemas y de sus inconvenientes no se ha estudiado y se hormigona pensando en que es la mejor solución pero sin darse cuenta de que no es así”

T. Velasco: “A través del Ampa del Ceip Santa Teresa de Mairena del Aljarafe, se pusieron en contacto conmigo para empezar el proceso de transformación de un pequeño espacio del patio junto a la zona de Infantil. Ha sido un proceso largo porque ha habido que recaudar fondos a través de las cuotas de los socios del Ampa y de sorteos que han hecho se consiguió el dinero necesario para poder hacer una intervención de transformación  junto con unos talleres donde íbamos a transformar el espacio con niños de 3,4 y 5 años. Obviamente hay una parte que es constructiva de mejoras de suelo que lo va a hacer la empresa.

Se hizo un diseño tamaño tres, cuatro y cinco años, con unos talleres asociados que eran de bichitos, para hablar de los insectos y donde construimos un “hotel de insectos” ; el taller de hierbitas, para hablar de todas las hierbas, el taller del jardín y el taller del huerto, la casa de muchos seres que era el momento en el plantábamos, el taller “llamapájaros” que era muy divertido, también hicimos trabajos de reciclaje utilizando técnicas de Bellas Artes para dejar el espacio lo más bonito posible, porque es un lugar para estar, para hablar, para compartir y para aprender porque creo que puede ser todo eso y muchas cosas más. Luego también había un mural colectivo que hicimos en las paredes del huerto utilizando la geometría que utilizan los niños y las niñas en estas edades, que son rayitas y circulitos. Con estas viñetas lo que se pretendía era contar un cuento que hablara del jardín, del huerto, de la educación y luego otra viñeta colectiva donde se dejaron nuestras huellas y quedó una cosa muy chula”.

Después de escuchar a nuestras invitadas nos quedamos con  imágenes de  patios con  jardines azules, cielos rosas, paredes amarillas y  tierra verde, mientras los insectos se acercan para reconocer los pequeños huecos donde vivir. Todo un cuadro.

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