El
recuerdo que guardamos de esos docentes que nos marcaron tiene que ver en muchas
ocasiones con su forma de entender la enseñanza. Son docentes que tienen claro
qué es lo que desean enseñar pero aplican una pedagogía particular que hace que
sus clases sean diferentes. Podemos comprender que no siempre se llega igual a
todo el alumnado, pero sí que en algunos o algunas de ellas fueron el motivo por
el que marcó la diferencia con el resto. Sus clases eran diferentes y por eso
continúan en la memoria de muchas personas como los que hoy nos recuerdan nuestros invitados.
Tenemos
asignaturas que nos gustan y otras que no nos gustan. Se nos hicieron
insoportables, en nuestra época de estudiantes, difíciles de digerir y nos encontramos
culpables de no superarlas bien, pero en cambio hay materias, que pese a alguna dificultad, nos gustó y, es más, nos sigue gustando muchos años
después. ¿A qué puede ser debido? En muchos casos nuestros entrevistados se
culpan a sí mismos de no ser buenos para esa materia, pero aquellas que si le
gustaron, tienen un motivo: Esa materia tuvo un o una docente que se la
explicaba muy bien. Algo especial tenían sus clases que les gustaba tanto.
Un
docente puede motivar a su alumnado de muchas maneras, con su propia
personalidad y su manera de entender la materia, o con los recursos didácticos
que utiliza o también creando una atmosfera diferente en la clase.
El lugar que se ocupa dentro de la clase tiene importancia desde que somos pequeños, podemos pasar desapercibidos o ser mas visibles, o ser iguales. La disposición de las mesas y el lugar que ocupan las y los alumnos no es algo neutro, que da igual, tiene que ver con la manera que tenemos de entender el aprendizaje. Como relacionarse con el alumnado y como quiere que el alumnado se relacione entre sí. Desde las mesas individuales, ó de dos en dos, o por orden alfabético, a la idea del trabajo grupal, donde puedan hablar entre sí y trabajar, o desde la elección de un lugar especial para que alguien no moleste, a crear momentos más íntimos de igualdad, donde todas y todos incluida a la docente se sienten en un círculo, sin principio ni final, donde se puede hablar sin que se sientan amenazados por nada y escuchar en la cercanía a tu maestra o a tus compañeros.
Nuestro lugar en la clase también influye en como nos sentimos y en como aprendemos y por eso lo recordamos.
¡GRACIAS PROFE!
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