Para
los pueblos de la Historia Antigua, situarse cerca de los ríos ha sido siempre
un recurso muy utilizado, porque podía servirles de defensa y les abastecía las
necesidades cotidianas. Más tarde estas vías serían utilizadas como fórmula para el transporte
de personas y materiales: utilizando troncos de árboles, pequeñas
embarcaciones, barcazas, yates y hasta grandes buques mercantes. Algunas de
estas poblaciones se convirtieron en grandes ciudades gracias al aporte
cultural con el que fueron obsequiadas por los pueblos que la habitaron.
Una
de estas grandes ciudades es la ciudad de Sevilla, surgida y atravesada por
varios brazos del río. Sin duda antes que los romanos llegaran, ya era conocida
por fenicios y cartagineses. Pero fueron los romanos los que vieron su
potencial para convertirla en una gran ciudad.
Sin
embargo, mientras que el Museo Arqueológico de la ciudad acoge muchas obras de arte de la cultura romana en la provincia, en la capital, al aire libre, apenas si podemos ver algunas columnas de templos, restos de muralla o lápidas, ya que pueblos posteriores aprovecharon
los materiales constructivos utilizados por los romanos para sus nuevas
edificaciones.
Pero no todo está transformado. Muy cerca de la Colonia Julia Romula Hispalis, Publio Cornelio Scipión situó para su ejército la colonia Itálica de la que si podemos disfrutar hoy.
Juan
Manuel Cortés Copete, Catedrático de Geografía e Historia, profesor en la
Universidad Pablo de Olavide, investigador y Miembro del Consejo asesor de la
candidatura de Itálica como Patrimonio Mundial de la Humanidad es nuestro
invitado de esta tarde.
Las riquezas de Itálica que la
convierte en candidata a Patrimonio de la Humanidad es que en ninguna otra ciudad del Imperio se
puede ver ese proyecto unificador como en Itálica. Cuando nosotros entramos en
Itálica lo primero que vemos es ese anfiteatro tenemos que ser conscientes de
las dimensiones de ese anfiteatro, en la fecha en la que se construye ese
anfiteatro solamente había uno más grande que él, que era el Coliseo de Roma,
imagínense la desproporción de la obra En la bética no habían visto una cosa
parecida y ahí se había levantado un anfiteatro con una capacidad para 30 mil espectadores,
como un estadio de fútbol moderno.
Lo segundo que vemos es que hay los
restos de una muralla que están enmarcada por un seto y se pasa ya a unas
calles. Nunca en Occidente se habían hecho las calles como se hicieron en
Itálica. Primero se han diseñado todas
las manzanas, segundo se han hecho las alcantarillas y el trazado del aguas y
tercero se han construido las casas. Cuando digo el trazado de las tuberías el
agua, es que la Itálica antes de Adriano bebía de pozo o agua de lluvia, porque
la inmensa ciudades del imperio, no tenían acueducto, e Itálica tampoco y
Adriano les hace el acueducto que disminuye la tasa de mortalidad porque beber
agua fresca es beber salud. Este acueducto traía el agua de la Sierra Norte.
Y
en tercer lugar están los restos de un enorme templo de culto imperial con
columnas de 12 metros de alto que estaban montadas sobre un basamento que con
el techo vendría a tener unos 20 mts de alto. Una obra gigantesca en mármol.
Nunca se había construido en mármol antes en Itálica. El mármol viene de las
canteras imperiales de África, de Grecia, de Turquía. ¡Hay que imaginarse lo
que significa miles de hombres trabajando! El techo era de mármol, imaginemos ¡cuántas
toneladas pesaba eso!
¡En
las termas cabían 6.000 personas a la vez! Con mucha dificultad podríamos
encontrar un complejo termal actual de este tamaño.
¿Cómo
se llenaba todo eso?
La Itálica que está creando Adriano es una Itálica para
toda la provincia. Hay días de fiesta de culto al emperador que ha sido el
autor de esa obra donde vienen de toda la provincia a ver los espectáculos, a
bañarse y a participar del culto en el templo y a disfrutar de una ciudad como
ninguna otra del imperio”.
La Itálica que vemos hoy se debe de conservar para el futuro de la Humanidad.
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