Este es nuestro nuevo libro: "Abriendo Puertas"

Este es uno de nuestros programas

ACOSADAS



 De vez en cuando sale algún caso de acoso escolar, y nos llevamos las manos a la cabeza. Pero 
 no sabemos cuántos casos están sucediendo sin que se oiga nada sobre ellos, porque hay muchos   y muchas que están callados sin decir lo que sufren por timidez, o porque temen que se empeore su situación y piensan que ellos solos podrán llevarlo adelante.

Sin embargo, cuando aparece la noticia de algún caso, es muy probable que nos digan cuanto sufrió una víctima, un chico o chica antes de salir a la audiencia. Hablamos de estos chicos porque son las imágenes que nos brindan, pero no mucho del acosador o acosadoras. Se quedan en un anonimato, porque no se quiere crear un problema personal, familiar ó social. Porque si en el centro donde estudian se pone algún tipo de castigo a un chico o a una chica, los cuales es probable que vengan de una familia con unas relaciones agresivas entre ellos, es más que probable que ésta se persone en el centro y agreda al profesorado como ya ha sucedido en algunas ocasiones.

El centro se protege para evitar estas horribles agresiones al profesorado, pero el agresor o la agresora queda libre para poder seguir acosando a otros. En la formación del profesorado ante el Acoso escolar debería haber conocimientos sobre las características de este alumnado y algunas estrategias para poder neutralizarlo a tiempo.

Esta tarde, de nuevo hablamos del Bulling o Acoso escolar.

Nuestra invitada es Adelaida Martínez Flores, estudió Pedagogía en la Universidad de Sevilla. Adelaida es escritora de libros entre ellos: No voy a enamorarme de ti,  Algo Pendiente, Yo solo iba a regar las plantas ó Desde aquel verano.

“A los doce años, mis padres se cambiaron de vivienda y yo cambié de colegio. En mi anterior colegio yo me lo pasaba bien, disfrutaba, no tenía problemas, conocía las típicas bromas que te metes con uno u otro pero siempre sin hacer daño.

Cuando llegué nueva a otro y tenía que adaptarme. Conocía a una chica al comienzo que me dijo que estaba muy nerviosa y me vi reflejada en ella. Esta chica rápidamente se empezó a juntar con chicos mayores, otro tipo de gente. Yo en ese momento me sentía sola y era porque el apoyo de esa chica no lo tenía. Después conocí a otras dos chicas que sentían un poco de acoso. Se metían con ellas y yo me iba con ellas.

Supongo que al ser la nueva empezaron a perseguirme en los recreos y las chicas como ya habían sufrido eso, salían corriendo y la que quedaba sola era yo. Entonces en los recreos me escondía en los cuartos de baño.

Yo no me consideraba una persona tímida, pero me volví súper cerrada y tampoco se lo decía a mis padres y a los profesores menos. Dejé de ir a las excursiones porque si venían los grupos mayores, las chicas de mi clase se juntaban con los del curso superior. Y cuando se unían era cuando ya venían; Yo en las clases estaba normal, genial. Sobre todo era en los recreos. Yo recuerdo una excursión  que fue todo el tiempo andando por una calle, tirándome hojas y los profesores allí: estaros quietas, pero seguían y entonces yo dejé de ir a excursiones también.

Yo llegaba a mi casa y tampoco contaba a nadie lo agobiada que estaba. Con doce o trece años tampoco manejas esas emociones que estás sintiendo. Hoy en día hay más información pero en aquel tiempo no. Yo recuerdo haberle dicho a mis padres – cámbiame de colegio-  pero también pensaba que si me cambiaban volvería a ser la nueva y me pueden hacer lo mismo.

Yo recuerdo que me di cuenta de que no veía bien la pizarra y yo no lo quería decir en mi casa porque ya llevaba aparatos y se metían conmigo por eso; yo pensaba si me pongo gafas ya remato y estuve aguantando un mes y algo con los exámenes en blanco. Yo no copiaba ni las preguntas porque las ponían en la pizarra y por no decir que no veía, no los hacía. Mi padre un día me dijo –léeme el cartel que está ahí – y ya me pilló. Y cuando tenía que sacarlas lo pasaba muy mal, menos mal que al recreo no me las llevaba. Pero me pasé dos meses sin hacer ningún examen.

Alguna de esas chicas años después de dejar el colegio me pidieron perdón pero el daño ya estaba ahí.

Supongo que debe haber mas vigilancia, sobre todo no dentro del aula sino fuera, que es donde sucede todo. Yo en el aula no tenía problemas, eran los recreos, las excursiones… Una mayor vigilancia, programas para educar en la tolerancia, la empatía a toda la comunidad educativa porque esto es cosa de todos, no solo del profesorado también a los padres que hay muchos que no saben lo que hacen sus hijos. Sobre todo Educar y enseñarles casos que han pasado para que se pueda prevenir y se tomen medidas” (A. Martínez)

2 comentarios:

Adelaida dijo...

Muchísimas gracias por la oportunidad, y por visibilizar este tipo de problemas. Educar para prevenir, es lo principal. Y ojalá más concienciación tanto por parte del colegio, como del entorno educativo.

Dolores Díaz dijo...

Gracias a ti, por la valentía de contar tus experiencias y aportar soluciones a estos sucesos.

Cuando se escucha a los que han padecido el acoso, nos hacemos mas conscientes y esperemos

que mas responsables. Gracias y Suerte con la escritura.