Las investigaciones del profesorado universitario son muy importantes porque gracias a sus trabajos podemos ampliar los conocimientos que tenemos acerca de los hechos que damos por conocidos y cerrados.
En
el programa de hoy queremos ampliar la Historia que ya conocemos con nuevos
datos. Casi toda nuestra audiencia podría decirnos algunos nombres de los
conquistadores de América, Francisco Pizarro, Hernán Cortés, Jiménez de Quesada
o Valdivia, pero no todo el territorio se conquistaba por ganar determinadas
batallas, Había que asentar una población
y conseguir una aceptación de una población que ya habitaba allí. Y allí
seguían las sublevaciones y por consiguiente las represiones militares.
De
todo ello, podemos encontrar bibliografía extensa en la que aquellos españoles,
militares o no, fueron dominando poblaciones y territorios que se fueron anexionando a la
corona española. La Historia también nos
habla de la presencia de mujeres españolas que acompañaban a sus maridos y
residieron y tuvieron hijos allí. La Historia se amplía si abrimos más nuestro
teleobjetivo y reconocemos que en esos mismos hechos históricos de control de
la población indígena, y de confrontación entre los propios conquistadores,
también había mujeres, mujeres que fueron determinantes en algunos de los
sucesos más importantes. Estas eran mujeres seguras, fuertes y decididas o de ánimo
viril como fueron llamadas por algunos historiadores.
Nuestra
invitada: Liliana Pérez-Miguel. Doctora Internacional en Historia, Universidad
de Sevilla del Departamento de Historia de América. Premio Extraordinario de
Doctorado de la Universidad de Burgos. Investigadora distinguida postdoctoral
María Zambrano. Profesora Departamento de Humanidades, Pontificia Universidad
Católica del Perú
Autora
de «Mujeres ricas y libres». Mujer y poder: Inés Muñoz y las encomenderas en el
Perú (s. XVI).
“Me
lleva a Perú, mi tema: La participación de las mujeres, evaluar el rol, la agencia
y la situación que van a tener las mujeres, tanto las españolas, como las
mestizas y las indígenas durante el propio proceso de la conquista de los
territorios peruanos. Evaluar que había determinados estereotipos, roles de
género en la Edad Moderna que marcaban y limitaban fuertemente los hechos, las
actividades que estas mujeres podían realizar y de qué manera el periodo de la
Conquista supuso como un paréntesis, una excepcionalidad en la que estas
mujeres al estar alejadas de sus núcleos familiares de la Península y de las
instituciones mas implementadas, como es el Estado y la Iglesia, van a tener
una capacidad, una agencia, superior a
la que ya tenían en su Castilla natal. La propia situación de conquista va a
variar en los territorios americanos y vamos a asistir a un proceso muy
complejo, en el que las mujeres, no solamente van a tener que ejecutar roles
muy diferentes a los que tenían en Castilla sino que además se les va a
demandar.
¿Qué
es lo que animó a tantas mujeres a dejar su familia, sus lazos, su casa…? La
búsqueda de valer más, como ahora las mujeres emigrantes.
Primero
el señor conquistador se va a Perú, y gracias a sus logros militares, recibe
una merced de la Corona que es la Encomienda con unos indígenas que le van a
dar unos tributos pero si estaba casado tenía que traer a su mujer en un plazo
de 6 meses porque había que poblar los territorios americanos. La encomienda es
una cesión temporal que hace el monarca por los servicios durante el tiempo que
viva el encomendero o su viuda. Una de estas mujeres es Inés Suarez, originaria
de Plasencia, se embarcó a la búsqueda de su marido, Juan de Málaga, cuyas
últimas noticias eran que se encontraba en Panamá; allí le dicen que su marido
se encontraba en Cuzco y desde allí se marcha con una recua y unas personas y
llega hasta Cuzco y allí se entera de que su marido ha fallecido en la batalla
de Salinas entre pizarristas y almagristas. Se une a las filas de Valdivia como
criada, que quería marchar a Chile. Inés tiene dotes de zahorí y encuentra agua
en el desierto y salva la vida de Valdivia en dos conspiraciones. Ellos van a tener
una relación estrecha. Establecen un fortín en lo que hoy es Santiago de Chile
y allí se quedan. En una ocasión en la que no se encuentra Valdivia ella es la
que sofoca una conspiración de los caciques contra los soldados, cortando las
cabezas a unos jefes y enseñándolas al resto de los indígenas. Los cronistas de
la época la nombran la Cid de Vivar. Si una mujer hacia una cosa bien era
porque tenía dotes viriles. Se las llama mujeres virago y de esta forma restan
el valor y la aportación que puedan tener las mujeres en acciones que se
suponen solo pueden hacer los hombres”. (L. Pérez-Miguel)
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